lunes, 7 de noviembre de 2016

A veces creo que si pudiera cambiar algo entre nosotros, alteraría la distancia entre los hechos. Transformaría los años en días, los minutos en segundos, traicionando a mis recuerdos para que llegaras antes.
Quisiera poder quererte desde el origen de los tiempos.
Quisiera ser quien soy también gracias a ti.

Pero no, no es cierto.

Nada de lo sucedido ha sido en vano, ni siquiera el vacío que dejan las pérdidas.
No hay música sin silencios, no hay palabras sin espacios que las separen.
Las nadas son tan necesarias como los todos. Y hay que saber disfrutar también de las lecciones que dejan los huecos.

Cómo aprender si no a distinguir lo bueno de lo necesario, lo bello de lo útil.

Hagamos un trato.
Seamos siempre innecesarios. Seamos inútiles.
No quiero que rellenes mis huecos.
No quiero que me sirvas para nada.
No quiero quererte para mí.

De aquí en adelante solo quiero que bailes conmigo.
Nuestra música.
Sólo nuestra propia música.